El odio es un sentimiento profundo que todos los seres humanos hemos llegado a sentir, pero que muchas veces permitimos que tome un lugar importante en nuestras vidas, llegando a envenenar nuestras relaciones y nuestra salud. En esta ocasión te explicamos cómo afecta el odio a la salud y qué hacer para evitarlo.
Practicamos el odio como un deporte
Si te das cuenta, el odio es como un deporte que llegamos a practicar a diario hasta perfeccionarlo. Desde muy pequeñitos, aún antes de hablar, escuchamos en nuestro entorno la palabra “odio”, comenzando por nuestros padres quienes expresan este sentimiento hacia cierta persona o situación. Así mismo, oímos esta palabra ya sea en los medios de comunicación, o entre nuestros amigos.
Por lo tanto el odio se vuelve una emoción muy normal con la que aprendemos a vivir a diario.
Odiamos automáticamente sin pensar a profundidad por qué o de dónde viene ese sentimiento de rechazo, de repudio hacia tal o cual cosa o persona, y lo expresamos inconscientemente. Odiamos ir al colegio, al profesor, ciertos tipos de comida, de gente, de tareas… simplemente “las odiamos”.
Nunca nos detenemos a pensar cuántas cosas odiamos, ni tratamos de evitar esta emoción, por el contrario, la buscamos y le damos una buena justificación. ¡Ah claro! nosotros debemos de tener la razón y de este modo continuamos practicando de este destructivo hábito.
¿Cómo afecta el odio a la salud del cuerpo?
Al molestarte, ¡tu cerebro envía mensajes de enfado al resto de tu cuerpo! Por un lado, el odio produce el fruncimiento del semblante: hacemos muecas y tensamos los músculos de nuestro rostro reflejando nuestra molestia. Aún más, al enojarnos a diario, estamos contribuyendo al envejecimiento prematuro del rostro al hacer gestos provocados por este sentimiento tan dañino.
Por otro lado, dentro de nuestro organismo se producen otros efectos como el derrame de bilis en nuestro hígado, la cual estará transportándose internamente durante un buen rato, si no quizá todo el día, provocando calladamente la alteración de tu circulación y el aumento de la presión sanguínea.
Así mismo, los jugos gástricos serán lo suficientemente ácidos como para causar alteraciones al sistema digestivo.
¿Cómo evitar el odio?
Para cambiar cualquier hábito es necesario primero identificar aquellas las cosas, situaciones o personas que provocan esta emoción. Es decir, toma conciencia de aquello que “odias”.
Posteriormente, piensa cómo podrías cambiar estas situaciones o cosas que a diario te causan ese sentimiento. No es fácil lo sabemos. pero busca a diario hacer aquellas cosas que te hagan feliz.
Por último, disfruta de tu vida, de tu gente y de tus comidas favoritas y actividades del día sin ningún malestar. Piensa antes de decir “odio tal cosa”, ya que ten por seguro que la “tal cosa” ni se enterará de tu enojo. Y aún más si ese odio está dirigido hacia una persona, esa persona tal vez no lo sepa o tal vez su objetivo es precisamente molestarte.
Así que toma conciencia y no permitas que el odio envenene tu alma y tu cuerpo.
Receta contra el odio:
Cuando tengas este negativo sentimiento de odio, envía tu pensamiento hacia esa cosa o persona y sólo repite lo siguiente:
“Que se le haga el bien y a mí también”
Gracias por tu atención y recuerda de llenarte de cosas positivas.
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Buen articulo! Me parece adecuado el ponernos a pensar porque es tan facil decir que “odiamos” tan a la ligera. Creo que este tema tiene mucha tela de donde cortar :). Gracias Bepin y a la gran webmaster StellaWeb.